viernes, 11 de enero de 2013

Taller de arte religioso Rabasa y Royo

 


Respecto a la autoria de las imagenes que nos ocupa, debemos de decir que, sin duda alguna, tanto la del Cristo del Calvario Oriolano, como la del Cristo del Perdón Velezano, ambas salieron del taller valenciano de arte religioso Rabasa y Royo, taller de arte que se dedicó a la producción y comercialización de imágenes religiosas en tiempos de la posguerra española, periodo en el que la demanda de este tipo de arte fue muy elevado.
 
José Rabasa Pérez era un banquero con un buen ojo para los negocios. Atento a la enorme demanda de imágenes que se produjo tras la guerra civil como consecuencia de las devastaciones sufridas por muchas iglesias durante la guerra civil, lo que hizo fue asociarse con su cuñado Antonio Royo Miralles, decorador de profesión -concretamente trabajo como jefe de decoradores del taller de Pio Mollar-, y crear el gran taller de escultura Rabasa-Royo, que se nutrió de un buen número de buenos escultores, ávidos de trabajo durante aquellos penosos años de la posguerra.

En la calle Milagro Nº 4 de Valencia, José Rabasa levantó el famoso taller de arte religioso del que habrían de salir, rumbo a todos los puntos de España, algunas de las mejores obras de imaginería del siglo XX.

Desgraciadamente no conocemos a los verdaderos escultores que tallaron durante los años 40 y 50 los mejores pasos procesionales de nuestra época, aunque por semejanza, podemos concluir (por poner un ejemplo) que el escultor que talló el Cristo del Perdon de Velez Rubio, es el mismo que talló la imagen del Cristo del Calvario de Orihuela, que junto con el Cristo de Medinaceli de Ciudad Real son consideradas las obras cumbres del taller Rabasa-Royo.


El Cristo del Calvario ubicado en una capilla de la Catedral de Orihuela


El Cristo del Perdon en su iglesia en Velez Rubio (Almeria)

En definitivas deberemos aclarar que Jose Rabasa no fue un artista, sin embargo en muchas localidades se le cataloga como escultor y se le otorga erroniamente  la autoria de muchas obras, cuando solo se podria decir que fueron talladas “en el taller de escultura de José Rabasa" pues se desconocen los nombres de los maestros escultores que trabajaron para él.

Con su cuñado Antonio Royo Miralles levantó el taller de arte religioso Rabasa-Royo en Valencia en la calle Trinidad, número cuatro, a través del cual fueron suscritos contratos y gestionadas entregas de imágenes, pero él jamás fue escultor o imaginero, sino intermediario o marchante de un grupo de artistas valencianos que, encerrados en sus talleres depositaban en él su confianza sobre el destino de sus imágenes cuyo encargo aceptaban con la sugerencia de que fueran entregadas sin firmar.

Coincide en este mismo asunto Mario Alonso Aguado que en un artículo suyo manifiesta que “Royo y Rabasa no son escultores, sino más bien los dueños de unos talleres. José Rabasa Pérez era en realidad banquero y Antonio Royo Miralles, decorador, ambos eran cuñados y poseían un único taller hasta que se separaron sobre el año 1953. Ellos daban nombre al taller y afloraban sus apellidos dando fama a las obras, pero la realidad era muy otra, un grupo de buenos escultores eran los que verdaderamente trabajaban, quedando sus nombres en el anonimato. Este anonimato muchas veces era querido por los propios artistas, pues el ser imaginero religioso en la posquerra, aun no era muy bien visto por el conjunto de la sociedad española".
 
Las obras que salian del taller no estaban firmadas y solo figuraba la reseña del nombre del taller como Rabasa y Royo, de ahí que se generara mucha confusión sobres las autorias.

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Cristo del Calvario (Orihuela)

Lo que ha quedado probado es que tanto José Rabasa como Antonio Royo, fueron marchantes de arte y nunca escultores, por eso siempre aparecen en los acuerdos firmados entre el taller y cofradias, hemandades, iglesias o particulares la firma de "J.Rabasa" o de "A.Royo", que los confinden con escultores, como es el caso por ejemplo del recibí firmado por Antonio Royo, que aseguraba el cobro de 6.800 pesetas por la realización de la imagen de Nuestra Señora del Amparo para la Venerable Hermandad de San Juan Apostol de Cuenca, o como es el caso del Cristo del Calvario de Orihuela donde la firma de Royo viene relacionada en la imagen y erroneamente se le atribuye la policomia de la misma o como sucede con el Cristo del Perdón velezanos que tradicionalmente se le ha atribuido a "Jose Rabasa".

Tenemos noticias, publicadas en el diario "Ofensiva" de Cuenca, que "Un cuñado de José Rabasa, jefe de decoración en el taller de Pio Mollar, en ocasiones fue intermediario entre el taller y el escultor ENRIQUE GALARZA, su nombre Antonio Royo Miralles".
 

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